martes, 31 de julio de 2012

Domingo XVIII del tiempo ordinario - Jn 6,24-35

Eucaristía

Palabra de Dios

Continuamos con la catequesis eucarística que iniciamos el domingo pasado; el evangelista clarificará lo que en el evangelio anterior estaba insinuado. Jesús habla de un «alimento que perdura hasta la vida eterna», obviamente está hablando de la Eucaristía: «Yo soy el pan de vida», afirmará. Pero, al mismo tiempo, está relacionando esta realidad con la fe, con creer en Él, con escuchar su Palabra: sólo así es posible participar plenamente del «pan del cielo»

La doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía, que fue subrayada en el concilio Vaticano II, es una realidad única, inseparable, insustituible. En ambas Cristo se hace presente. Su Palabra y su Carne son el alimento indispensable de la comunidad cristiana. Sin ambas no hay liturgia, no hay Eucaristía, no hay Iglesia. La Palabra de Dios y la Eucaristía deben ser amadas por la comunidad creyente y frecuentadas con asiduidad; hemos de repetir convencidos: «Señor, danos siempre de este pan»

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